Carlos Martinez Productos más naturales, sin sustancias tóxicas, orgánicos y no testeados en animales aparecen pisando fuerte gracias a la demanda del consumidor
Plantas, hierbas, flores y semillas eran los elementos que usaba el hombre al principio para higienizar su cuerpo y mantenerlo saludable. Claro, no existía otra alternativa. Con la aparición de la industria, las sustancias sintéticas producidas masivamente ganaron espacio y luego de mucho tiempo, hay una vuelta a las fuentes, como en tantos otros planos. La cosmética natural está de moda.
El consumidor cambió. Investiga, duda, cuestiona y sobre todo, lee las etiquetas. Esto se da porque cada vez más sabe lo que quiere y busca una vida más saludable no sólo desde la alimentación. ¿De qué sirve el delivery orgánico, la huerta propia, disminuir harinas y azúcares u otras preferencias si nos intoxicamos por otro lado? La consciencia cada vez más incluye los productos de uso cotidiano con los que nos higienizamos o embellecemos. Son sustancias que toman contacto con la piel, el pelo, la boca: también ingresan a nuestro cuerpo. Por eso, cuidar la salud, implica revisar nuestras elecciones al comprar cosmética.
BotiK en Argentina es punta de lanza de este tipo de productos, escapando de la producción artesanal para transformarse en un ambicioso proyecto de producir y comercializar cosmética natural a gran escala. Combinan aceites vegetales enriquecidos con extractos vegetales y aceites esenciales puros. No usan fragancias, colorantes, derivados del petróleo ni materias primas de origen animal. Un proyecto que comparte de principio a fin, el respeto por el cuidado del medio ambiente. Bioshampoos, bálsamos labiales, jabones neutros y combinaciones energizantes de aceites como el Óleo 33 son algunas de las posibilidades que ofrecen. Con muchos más años de experiencia y los laboratorios involucrados e interesados en apoyar este movimiento, marcas como Just, Weleda, Biotherm, Kiehl`s y otras, están en sintonía con estos preceptos. Priorizan por sobre las sustancias como parabenos y otros conservantes sintéticos, colorantes y blanqueadores, una elaboración que apunta a lo natural. A veces, convirtiéndose en productores de semillas, flores y plantas que serán materias primas de sus fórmulas, para poder ser económicamente rentables, y a la vez, asegurar estándares de calidad.
Volver a lo natural será, entonces, un bello desafío.
