Carlos Martinez El verano es ese momento del año en el podemos disfrutar del sol y beneficiarnos de su vitamina D. Claro, con los cuidados correspondientes, respondiendo a la necesidad de sol que tiene nuestro organismo pero con consciencia, tomándolo de forma progresiva y adecuadamente protegidos con sombreros y protectores, expuestos sólo en los horarios indicados. Si así lo hicimos, ya estamos disfrutando de un bronceado perfecto y sano pero ¿cómo hacer que dure más?
Algunos consejos
Sin duda los protectores ecológicos colaboran porque además de ser respetuosos con el medio ambiente, lo son con la piel. Formulados con ingredientes naturales, no sólo no dañan ecosistemas marinos y tampoco la dermis, por lo cual una piel sana conservará mejor su tostado.
Es interesante observar la diferencia de recambio si hidratamos y nutrimos correctamente la piel de todo el cuerpo y cuando no lo hacemos. Además, no olvides exfoliarla. Es un mito que arrastrarás con el bronceado. La piel nueva se regenera y favorece la penetración de productos que la mantienen saludable, no dejes de hacerlo una vez o dos por semana debajo de la dicha con un buen exfoliante corporal.
El efecto “pelado“ se produce por sequedad, de manera que no sólo debes hidratar y nutrir con cremas, debes beber mucha agua para evitar la deshidratación.
Puede colaborar que ingieras zumo de zanahoria para darles una ayuda a los pigmentos responsables del bronceado, los melanocitos. Rico en betacaroteno, el zumo de zanahoria y limón con unas gotas de aceite de olivo y una naranja exprimida harán maravillas a la hora de conservar el bronceado que tanto te costó conseguir.
